Hay ocasiones en las que descubres la capacidad que tienen algunos niños para implicarse, recrearse y vivir con entusiasmo su sesión fotográfica infantil, sientes como tratan de dar lo mejor de sí mismos, como recogen los consejos que les das y como ellos aportan ideas e incluso eligen su propio vestuario. Toda esa ilusión que llevan dentro y el vínculo que se crea con el fotógrafo hace posible que el resultado de la sesión sea del agrado de los padres y de los verdaderos protagonistas, los niños.

Cuando conocimos a Triana no tardamos en darnos cuenta de todo esto, ella lo tenía claro, llevaba tiempo ilusionada preparando lo que se pondría el día de la sesión, día que disfruto con una tremenda energía. 

No es una tarea fácil mantener siempre conectados a los niños las horas que dura una sesión, pero si interactúas con ellos, jugando o haciendo pequeñas pausas en las que hablas de sus anécdotas y tareas que viven en el día a día, la tarde se vuelve mucho más amena y divertida para ellos. 

Hicimos las fotografías de la sesión en las zonas de campo cercanas al Soto del Henares y después nos desplazamos a la Laguna del Campillo en Rivas Vaciamadrid donde terminamos el día disfrutando de una bonita puesta de sol.